Una de las buenas noticias del inicio del nuevo gobierno ha sido el relanzamiento del Acuerdo Nacional, instancia de concertación impulsada durante el toledismo con la idea de constituir un gran foro de diálogo en el que se encuentren representados partidos políticos, iglesias, centrales sindicales, gremios empresariales, universidades, colegios profesionales, etc. El Acuerdo Nacional no distingue oficialismo de oposición ni hace diferencia entre credos e ideologías.
La circunstancia de que el congresista Jorge del Castillo haya sido encargado del premierato por Alan García ha favorecido, sin duda, este relanzamiento. Desde su creación, el actual primer ministro ha sido uno de los más activos animadores del Acuerdo Nacional, y autor de la iniciativa de ampliar su campo de reflexión al obtener que se aprobara su moción para convocar a reconocidos intelectuales e incorporarlos al AN.
Entre ellos figuran Julio Cotler, Felipe Ortiz de Zevallos, Carlos Franco, etc., los cuales han sido invitados a reflexionar sobre el concepto de deber aplicado a las políticas de Estado, noción que atravesó el mensaje inaugural del doctor García, pero que requiere de ser ‘bajada a tierra’ a fin de no quedar en el terreno de la pura entelequia. De hecho, al país le vendrán bien los aportes de este grupo pluridisciplinario de intelectuales.
Otra novedad es la presencia, por primera vez desde su fundación, de tres ex presidentes: Francisco Morales Bermúdez, Valentín Paniagua y Alejandro Toledo –quien hizo una reaparición comentada en esta reunión del AN y ha cumplido con su ofrecimiento de no dejar el país– como consejeros y notables del AN. Se trata de tres personalidades pertenecientes a generaciones diversas y que podrán aportar su experiencia de gobierno.
También fue notoria la presencia de la ex candidata Lourdes Flores, quien acudió en su condición de presidenta del PPC, agrupación política que de este modo se reincorporó al AN luego de poco más de dos años. Fue una suerte de silenciosa autocrítica, pues la dirigencia del PPC llegó a calificar a esta confluencia de ‘adorno inútil’ y a sus reuniones de pérdida de tiempo.
De todos modos, el plenario contó con un gran ausente: el señor Ollanta Humala Tasso, invitado en su condición de líder de la mayor fuerza de oposición. Pero ni él ni ninguno de los dirigentes del PNP aceptó la convocatoria, lo que constituye una lástima. Pues participar del Acuerdo Nacional no disminuye o mella el rol opositor que el PNP estima debe ser el suyo y sí es más bien una oportunidad para aportar ideas o desacuerdos que, una vez debatidos, pueden convertirse en propuestas de consenso para el futuro.
Fuente: La República – EDITORIAL
Fecha: Domingo 13 de agosto de 2006